28 noviembre 2008

País prejuicioso


Gorila de biblioteca

Leo en 20minutos.es:


Y la pregunta es obvia: ¿para qué?

¿Qué mensaje quieren lanzar?¿que si los gorilas de esa discoteca hubieran leído más hubieran invitado a Alvaro Ussía a te con pastitas?¡Qué manera de confundir el culo con las témporas!

Vivimos en un país prejuicioso que aún cree que la música amansa las fieras, que la biblioteca es la antagonista de la discoteca y que esta última es un antro de perdición y vicio. Sodoma y Gomorra ¡vamos!. Aunque en el futuro la gente culta fuésemos mayoría (sí, me incluyo ¿qué pasa?) tanto que Suecia nos adoptara, siempre existirán una minoría de australopitecos de los que montan discotecas sin licencia, venden alcohol y sexo barato a menores, hacen la vista gorda con las drogas en sus parkings y contratan monos de gimnasio y rellerta para asegurar sus intereses. A esos y sólo a esos es a los que deberían de construirles, pero no bibliotecas sino celdas donde meterlos (todos a coro: faaachaaaa-faaachaaaaaaa... XD).

22 noviembre 2008

Epi y Blas: una segunda lectura


Epi y Blas orgullosos

Hay cosas que se hacen sin querer, por puro despiste o por la ingenuidad que nos conceden las buenas intenciones. Esto viene a que el viernes tuve un apasionado debate con una compañera por una cosa tontísima: el estereotipo homosexual que representan Epi y Blas (enlace en inglés, sorry!). Ella defendía que cómo coño unos muñecos de fieltro en una serie infantil, iban a encarnar a una pareja de maricones, a lo que le contesté que nadie sospechaba de cinco tíos vestidos como geypermanes y resultaron ser los Village People.

La realidad es que el estereotipo que originalmente representan es el de la convivencia entre contrarios. Plástica y simbólicamente está claro:

  • Epi (Ernie, en la edición original) es de color naranja y al igual que la fruta es redondito, rechoncho en armonía con su jersey de anchas rayas horizontales, pelo revuelto y alocado, una amplia sonrisa acrecentada por dos orejas de soplillo, rie a carcajadas con una risotada perruna, y habla con voz atildada y suave, todo ello enmarcado en una cara cómica de ojos estrábicos. Su carácter en consonancia, es ingenuo, infantil (ama a su patito de goma*), ilógico, a veces sumamente pajaril.
  • Blas (Bert, en la edición original) es de color amarillo de cabeza apepinada, forma esta reforzada por una moña de pelo hirsuto, su poblada y única ceja, sus escrutadores ojos simétricos y concéntricos, la "U" invertida de su boca, una voz nasal con una risa estúpida, propia del que rara vez la saca a paseo y un jersey de cuello alto de rayas estrechas y verticales que le llega hasta el mentón, dándole aspecto de limón y como este, de carácter amargo, serio, lógico, racional, con aficiones tediosas como coleccionar sellos, jugar a las damas, la lectura, escuchar programas de radio o su amada colombofilia.
Ahora bien, si cambiamos ese punto de vista y lo descontextualizamos por uno más social y adulto, las analogías gays son evidentes:

  • Epi y Blas, son una pareja de adultos (icónicamente, en la serie, los niños eran muñecos más simples y menos elaborados) que viven SOLOS en el mismo apartamento. situado en el sótano del número 123 de la Calle Sésamo. De la casa únicamente vemos tres ambientes:
  1. El coqueto salón, el cual dependiendo del sketch está decorado con unos objetos u otros, excepto una lámpara que marca el eje de simetría respecto a dos ventanas con visillos entre las cuales cuelga la pieza más singular: un cuadro donde se ve a ellos dos juntos, no abrazados ni cogidos de la mano, por supuesto, pero sí POSANDO COMO PAREJA. Es significativo además, el hecho de que Epi aparezca originalmente, a la izquierda de la imagen, lugar que la tradición reserva a la parte femenina de los conyuges.**
  2. El dormitorio donde DUERMEN JUNTOS, eso sí en camas separadas y personalizadas cada una con la inicial de su nombre.***
  3. El baño, muy revelador ya que los vemos en él juntos CON TODA IMPUDICIA. Generalmente es Epi el que está desnudo, tanto en la bañera como fuera mientras Blas aguanta las ocurrencias peregrinas del mismo.
Nota: También estaría la cocina, que aparece en un par de episodios, pero al ser poco significativa la obviamos.
  • LA VIDA LA HACEN EN COMÚN Y COMPARTIDA, ya que comen, juegan, van a la playa, pasean juntos. Sintomática es la actitud de Epi cuando Blas no quiere participar en sus asuntos, molestándolo hasta la desesperación propia del que le importa una persona o el autocontrol de Blas ante las repetidas inconciencias de su pareja... ups! quiero decir, amigo al cual no abandona a pesar de darle suficientes motivos para hacerlo.
  • NO SON PARIENTES ya que en la serie aparece varios de ellos y no son comunes a ambos. De Epi conocemos a su primita Ernestina. Blas sin embargo, posee una larga parentela: Bart, su hermano gemelo sólo en apariencia física, su sobrinito Brad, un clon en pequeño de él y parientes nunca vistos en la serie, como su tía Matilda, su tío Bart, quien le regaló su primer clip para sujetar papeles, y su tatara-tatara-tatarabuelo Montaña Mike.
  • Finalmente y puestos a especular, la característica que más les definiría sería su DISCRECIÓN, atributo propio de las parejas homosexuales de la época (hablamos de 1969) completamente necesario para su supervivencia debido al rechazo social que hacia la homosexualidad existía y que aún persiste (enlace en inglés, sorry!).
Para terminar, vuelvo a afirmar que esto es una tontería, propia de una discusión entre amigos (como la de por qué Espinete va todo el día desnudo y para ir a la cama se pone gorro y camisón), pero que quereis que os diga. Será que tengo demasiado tiempo libre ;)



Notas:

* Icónicamente es llamativa, la dicotomía del amor de Epi por su patito de goma, un juguete infantil, fantástico y artificial con el fanatismo por las palomas de Blas, seres vivos, reales y naturales.

** La realidad es que se hace por una cuestión compositiva, ya que el personaje de Blas es mucho más alto y estilizado. Aún así, es curioso que en el cuadro, Epi aparece compositivamente en una diagonal desequilibrada y compensada por la racional verticalidad de Blas.

*** Este detalle es posiblemente el que empujó a los traductores a castellanizar los nombres, bautizándolos con los recios y obispales nombres de Epifanio y Blas, haciéndolos así coincidir con sus iniciales. Si no llega a ser por ello y sabiendo como son, me temo que ahora se llamarían Pipote y Pocholín u otra horterada mayor.




Enlaces relacionados
:

  • Parodia que sobre el tema realizaron en el epidodio de "Padre de familia" (vídeo de baja calidad).

08 noviembre 2008

C.A.P. es a "capullez", lo que máster es a "más de lo mismo"


CAP por máster

Últimamente sólo consigo indignarme. Primero con la editorial Mondamierdi y hoy con el mundo.es:


Aunque en este artículo no se especifica, la cosa va de la siguiente manera:

«La reducción de la duración de las carreras a cuatro años -tres en algunos casos-, desapareciendo así lo que ahora se conoce como primer ciclo (tres cursos) y segundo (dos años más), y también las actuales diplomaturas (de tres cursos). En su lugar, los alumnos cursarán estudios de grado, que darán lugar a la obtención de los títulos de licenciado, arquitecto o ingeniero. Estos estudios tendrán carácter generalista, no de especialización. La excepción se da en carreras como Medicina. En un principio, Educación pretende prolongarla hasta cinco o seis años.» (extraído de elmundouniversidad.com)

Por lo tanto, se trata de cambiar el C.A.P. (Curso de Aptitud Pedagógica) que hasta ahora se venía realizando, por un curso de postgrado o más específicamente un máster. Lo peor, es que los redactores de este periódico han metido en la misma noticia el último Informe PISA, cuyos resultados indican que los escolares españoles están por debajo de la media, como si los docentes fuésemos los culpables del mismo y cambiar el C.A.P. por un máster, titulación que suena más prestigiosa, fuera la panacea y la solución al problema. Pues que se enteren estos señores, que lo único que se va a conseguir de esta manera, es un anhelo que tenían desde hace cientos de años los que lo organizaban: que el puñetero C.A.P. se prolongara de casi medio año, a uno completo (y si les dejaran, hasta dos o tres).

Para quienes no hayais sufrido este curso, deciros que era y es la mayor capullada burocrática que ha existido y existe, la cual se estructuraba y se estructura en dos fases:

  • Teórica o parda: Durante unas ochenta y tantas horas y un par de veces por semana, se acude a la universidad donde sesudos profesionales intentan rellenar horas a base de proyecciones y apuntes, con una charla que incongruentemente, intenta ser lo menos didáctica posible. Cada universidad lo elabora de una manera, pero una constante es dedicar las primeras horas a explicar la Ley de Educación vigente en ese momento, mediante plomizas exposiciones donde se da por supuesto que tú estuvistes sentado en el Parlamento cuando se ratificó la misma y como consecuencia comprendes semejante galimatías. El resto de horas se rellenan a base de más charlas entre psicológicas, pedagógicas y filosóficas, que aunque más llevaderas son igual de futiles.
  • Práctica o esclavista: Una vez terminadas las anteriores, acudes a un instituto (por comodidad, generalmente lo haces en el mismo que cursastes el bachillerato) hablas con el Jefe/a de Departamento de turno y le pides por favor que te tutoree las prácticas. Aquí caben varias posibilidades:
  1. Que no acepte y tengas que deambular por otros institutos arriesgándote a lo desconocido. Consejo: los organizadores del C.A.P., suelen ofrecer al comienzo, "centros ya concertados para las prácticas". ¡Huid de ellos como de la peste!. Los tutores que lo han solicitado son del tipo cuatro (leed más abajo en la lista) o cinco.
  2. Que sea un tipo/a enrrollado/a y te diga lo de "No te preocupes. Yo te firmo lo que tenga que firmar. Más vale que estés en casa estudiándote las oposiciones". Es ilegal, pero ¡mola!
  3. Que sea enrrollado/a pero formal y te diga lo de "¡De mil amores! Nos lo montamos como quieras, pero ya sabes que tienes que cumplir las cien horas lectivas".
  4. La peor, que sea un/a tipo/a con ínfulas de magister romano y que vea en ti un pupilo/a y quiera darte la lección de tu vida. ¡Con ese/a pringas! Y encima, creerá que está haciéndote un favor.
  5. Que sean caraduras. Son los menos y están en recesión, pero como las meigas, existir existen. No es la primera historia que escucho y sé cierta, de gente que ha sustituido a docentes en clase durante horas y horas lectivas, mientras el otro aprovechaba para realizar otras tareas más urgentes como ir a buscar a sus nenes al colegio o pasarse por el seguro médico a pedir talonarios de recetas para su suegra.
Si te toca joderte, que es en la mayoría de los casos, acudirás a clase como un docente más con todos sus inconvenientes, pero sin uno sólo de sus incentivos (si en un Ciclo Formativo, la empresa paga las horas de prácticas ¿por qué en las del C.A.P. no?¡PRÁCTICAS REMUNERADAS YA!).

Finalmente presentas un resumen de prácticas y, a pesar de todo el miedo que te meten en el cuerpo del tipo "las vamos a revisar al dedillo", el 99,9% de las mismas son aprobadas. El 0,1% suspenden por tonterías del tipo entregar fuera de plazo o le falta tal o cual apartado.

Una vez terminado todo, la sensación de haber perdido el tiempo y seguir en la inopia, es indescriptible.

A eso, y a partir del 2010, se le añadirán los siguientes inconvenientes:

  • Si antes, a la altura de mayo ya te habías quitado el marrón de encima, ahora se va a prolongar hasta finales del curso escolar.
  • Me figuro que, a pesar de darse los mismos contenidos que en el burocrático C.A.P., su precio subirá astronómicamente. La gracia es que se cobra más por cualquier curso por el hecho de titularse "postgrado" o "máster", que por un curso regular en una facultad, cuando el número de horas y a veces la calidad, es inferior. No hablemos de gastos colaterales como dinero en apuntes, la compra del imprescindible libro del ponente o el simple desplazamiento a la facultad de turno.
En fin y en resumen, que todo lo hacen con el culo. Que en realidad es un sacacuartos, que no te asegura el trabajo (otro día hablaré de las oposiciones). La gran solución sería que este curso se diera a la par que se trabajase como interino en un centro, cubriendo una plaza al menos durante un año. Sólo cuando te metes en una clase, sin apoyo de nadie y te enfrentas a veinticinco alumnos, cada uno de su madre y de su padre, es cuando realmente dices: "¡Coño! Si tanta teoría servía para algo".